lunes, 25 de agosto de 2014

Un look, un plan V

Hola!! Hoy vengo con un look de aire marinero y un plan muuuuy relajante.

Yo sigo en mi línea low cost y os presento un look formado por prendas de outlets y rebajas.

 La camisa es de Mangoutlet del verano pasado, me costó 4,99 euros, la tengo también en blanco, ya que tiene un corte básico que no pasa de moda.
 Los short los iba estrenando, los pedí en Fiftyfactory son muy bonitos y cómodos, y dan un aspecto muy dulce gracias a las rayits celestes, su precio fue de 3,99 euros. Las cuñas son de Carrefour, y es que si unos zapatos me gustan me da igual de qué tienda sean, y si salgo del super con las lechugas y unos zapatos bonitos, pues tan contenta jaja. Me costaron unos 10 euros.
 El bolso es de las rebajas de lefties, me costó 3,99 euros!!

Los complementos son mis anclitas de Aliexpress, un cinturon de mi fondo de armario y unos coleteros muy bonitos de Carrefour también, ya que iba a necesitar recogerme el pelo mas tarde.

Y el plan que os propongo es un circuito de Spa en la terraza del Hotel Nazaries en Granada. Un sitio relajante y bonito, con vistas a la ciudad y Sierra Nevada. Por 25 euros por persona aproximadamente podréis realizar el circuito termal de 60 minutos, con piscina de diferentes chorros, dos saunas diferentes, y varias duchas con distintos programas ( agua pulverizada, contrastes...) aunque lo mejor son los jacuzzis, sobretodo el exterior en la terraza, un auténtico lujo. Yo ya lo he probado y lo he añadido a mi lista de sitios a los que ir una y otra vez jaja.

Espero que os haya gustado. Un saludo!!


jueves, 14 de agosto de 2014

Hacer la maleta no es mi talento

Hola! no me lo puedo creer, pero al fin llego el momento de tomarme unos días de relax y desconexión. Voy a pasar una semana en la playa, recargando pilas jaja. Pero antes de tan ansiado momento llega uno que no me gusta tanto... ¡Chan chan!: ¡PREPARAR LAS MALETAS!. Es algo que me atormenta cad vez que voy de viaje, y si ya me costaba cuando tenía que hacerlo para mí sola, no os cuento con las de toda la familia, una tortura previa a un gustazo... Pero qué le vamos a hacer, os diré algunas cosas que hago yo, por si os sirven, son muy básicas, pero son mis pasos imprescindibles.

Para que empecéis a entender el por qué me cuesta tanto hacer las maletas os diré que soy un puro despiste, tengo 1000 cosas en la cabeza y se me olvidan muchas cosas, por eso mi vida está llena de listas, y por supuesto las maletas no iban a ser menos, así que es imprescindible hacer una lista con todas las cosas que tienes que llevar, hasta el detalle más tonto, por ejemplo coleteros, horquillas... para mí es fundamental, entre tantas camisetas, pantalones, zapatos, collares... que consideras importantes, es normal que el hecho de echar unas pequeñas horquillas se te pase.

Para evitar ir cargados de más creo que también es bueno hacer conjuntos, si vas a estar 7 días, intenta pensar qué ponerte cada día. Es mejor que sean prendas intercambiables, para no tener que llevar 7 conjuntos con prendas diferentes, aunque si os soy sincera suelo pasarme de ropa, ya que me guío mucho por lo que me apetece ponerme cada día, y algo que pensé una semana antes puede que ya no me convenza para el día que planeé. También ahorras prendas si escoges vestidos, la opción más cómoda en i opinión, te lo pones, y listo.

Hay que asegurarse del tiempo que va a hacer, temperatura y demás, pero aunque sepas que va a hacer bueno, que es playa, como mi caso, lleva algo de abrigo para esa brisilla del anochecer en el mar. Creo que la mejor opción es llevar una chaqueta básica que te combine con todo, para qué llevar diferentes si puede que no utilices ninguna...

En cuanto al maquillaje, yo no soy de pintarme mucho, y en los viajes menos, así que soy de las que opinan que lo mejor es llevar el menor maquillaje posible: rimmel, eyeliner, colorete y un par de barras de labios, una roja indispensable, por si te surje una cena a la que quieres ir espectacular, el carmín rojo te da ese toque glamouroso.

Aunque soy de las que le dan mil vueltas al equipaje, siempre me propongo ir un poco más a la aventura, tomarme las vacaciones como un relax también en ese aspecto, me gusta pensar que cada año estoy un poco más cerca de conseguirlo, pero no se yo... en ese sentido me gusta ir de vez en cuando de camping, todo es mucho más salvaje, y tu mente se relaja en cuanto a la imagen. El susto llega cuando vuelves a casa y dices... ¡¿Con estos pelos he estado todos estos días?! pero oye, que te quiten lo "bailao".

Por último, un consejo a las mamás, creo que la mejor opción para que hacer las maletas de los niños no sea una carga añadida, es enseñarlos poco a poco a que se las hagan ellos. Las madres somos muy de pensar que TENEMOS que hacerlo todo, o sino no somos unas "supermamás". En mi caso tengo dos niñas de 4 y 6 años, los abuelos les regalaron unas maletas de Peppa Pig "supermolonas" a cada una, puede parecer una tontería, pero con ese detalle ya inician la tarea ilusionadas de usarla, así que, que los niños tengan su propia maleta es importante. La mayor ha aprendido a leer este año, y la peque está en ello, así que en el último viajecito a Madrid les hice su lista de lo que debían meter, a Mara (la mayor) sólo escrito, y a Diana le añadí un dibujito al lado de las palabras. El resultado fue genial, se pasaron toda la mañana entretenidas, yo ahorré tiempo, ya que lo único que hice fue revisarla para que estuviera todo, y ellas ganaron autoestima al ver que podían hacerlo solas. Con este método espero que dentro de poco ellas sepan hacer su maleta con su propia lista. Esta vez voy a hacer lo mismo, creo que es un paso importante para su independencia.

Pues esto es todo por hoy, espero que os sirvan estos consejillos, y me encantaría que me comentárais cuáles son vuestros pasos imprescindibles para hacer vuestra maleta, que yo aún tengo mucho que aprender...





jueves, 7 de agosto de 2014

Mi madre



Ella tenía unos 29 años, yo 2. Ese verano iban a buscarme un hermanito, pero un mes antes se notó un bulto en el pecho. Primero le dijeron que no era nada, solo unos días después el bulto había crecido hasta ocupar su pecho casi por completo. Le dijeron que era un cáncer muy grave, los médicos firmaron su sentencia de muerte, 6 meses como mucho. Pero ella no era así, no era de las que se rendía, su forma de ver la vida no le permitía dejarse morir. Lo primero fue extirparle el tumor, su pecho quedó reducido a una fina piel sobre el esternón, lo segundo fue tatuarle unos puntitos azules, los objetivos de la radioterapia. El primer día, en la sala de sueros le ofrecieron una coca cola, ella dijo que prefería una fanta de limón, así de inocente llegó a aquel lugar. Más tarde sabría que era para intentar contrarrestar las náuseas de la quimio. De aquella época recuerdo poco, la única imagen que tengo es la de estar ante la fachada del hospital con mi abuela, con un frigopie en una mano, y con la otra saludando a mi madre que me miraba desde la ventana. El cáncer era duro pero ella lo fue más, y un tiempo más tarde, los médicos calificaron literalmente de milagro la desaparición total del cáncer y la metástasis. Por supuesto que en un primer momento sobrevivir era su prioridad, siempre me ha dicho que lo hizo por mí, que hizo lo imposible y lo increíble por no dejar a su hija de dos años sola, que rogó al universo para que la dejara vivir por lo menos hasta que yo cumpliera los 18. Pero y qué pasa cuando ya lo superas, cuando te miras al espejo y ves como ha quedado tu cuerpo, cuando sabes que no podrás tener ese hijo que ibas a buscar, cuando sabes que tendrás que hacer el amor con tu marido, desnudarte y aceptar que una parte de ti no está. Desde fuera es fácil decir que no pasa nada, que con lo que has superado tienes que estar orgullosa, tienes que estar satisfecha, con el autoestima alta. Yo ahora ya soy una mujer, estoy casada, y sé lo que supondría que arrancaran una parte de ti. Ellos no se tenían que mirar al espejo cada día, enjabonarse el cuerpo palpando sus diferencias, ellos no tendrían que comprarse bañadores y bikinis especiales, y aún así no estar tranquila en la playa, y si se nota, me miran, será que se me nota algo... por suerte yo no tengo ese problema, pero yo he sido la que entraba al probador con ella, la que jugaba con su prótesis de silicona, yo he visto y notado su lucha por no sentir que le habían quitado su feminidad.



Yo tenía doce años, mis padres se acababan de separar, y mi madre habló conmigo, me dijo que necesitaba operarse, quería reconstruirse, lo necesitaba, ahora que estaba sola, tenía que hacerlo por ella misma, necesitaba recuperar cosas que había perdido por el camino. Me advirtió de que iba a ser duro, y se quedó corta, fueron viajes y vacaciones aplazados por las operaciones, noches en el hospital, era una niña poniendo cuñas y duchando a su madre dolorida que no podía moverse, largas horas en la sala de espera mientras la operaban con anestesia general, con miles de angustias y miedos en la cabeza, qué pasaría si me quedaba sola, mis padres estaban separados, mi padre vivía con una nueva mujer, y mi relación con él en aquel momento no era muy buena. Fue duro sí, pero ella supo hacer que me quedara una gran sensación, vivimos grandes momentos juntas, la final de Gran Hermano 1 en la habitación del hospital, un atardecer de Domingo relajadas, comiendo bombones... Quizá me perdí cosas, quizás no tuve tiempo para ser una adolescente normal, quizás viví cosas que no me tocaban, pero es que ella se lo merecía, sé que a una madre se la quiere, pero yo siempre la he querido el doble, la unión que teníamos no era normal, cómo no iba a apoyarla, si había luchado contra la naturaleza, contra una enfermedad mortal por mí, cómo no iba a concederle su pedacito de mujer que le faltaba, eran unos años duros a cambio de la visión que tenía del mundo, de vivir cada momento con felicidad, de todos los momentos especiales que tenía gracias a ella. 



 Hace dos meses fue a su revisión anual, el médico la miró serio, ojeó los resultados y al fin sonrió, le han dado el alta oficial, después de 25 años sin rastro de cáncer. Cuando me lo dijo no pude evitar llorar, sé que el merito es completamente suyo, pero un sentimiento de alivio y superación me invadió, la imagen de mi madre a los pies de mi cama sin poder acercarse a mí por el tratamiento, y el nudo en la garganta por no poder abrazarla vino a mi mente, creo que la niña de dos años que era entonces supo estar a la altura, que la adolescente que la apoyó en la reconstrucción también lo estuvo... me alegro de haber sabido hacerle más fácil los duros momentos que le tocó vivir.

  En definitiva, mi madre es un ejemplo de lucha y fuerza de voluntad, es la persona que me ha enseñado a hacer fácil lo difícil, a hacer fácil lo que otros tachan de imposible.